THE SPANISH ROAST BATTLE

El «Roast battle» es un formato de comedia donde dos cómicos suben a un escenario y tratan, con chistes, de humillarse el uno al otro delante de un público. Es algo similar a las batallas de gallos de los raperos, pero en humor.

Hace unas semanas el canal de televisión de pago Comedy Central estrenó la versión española de Roast Battle, programa presentado por Dani Mateo (El intermedio), con la colaboración en el jurado de la actriz y economista Marta Flich (Huffington Post) y J.J. Vaquero (El hormiguero), y haciendo de maestro de ceremonias Ignatius Farray (La vida moderna).

Ya en el primer programa pudimos ver algo raro y es que uno de los «combates» fue entre Marta Flich y Pablo Echenique. Algunos pensaréis: ¡¿Cómo, Pablo Echenique el de Podemos en un Roast?! Pues sí amigos como lo oís. Más allá de la intención de mejorar la imagen en política al salir en un programa de televisión, Echenique tuvo el valor de participar en esta ofensiva pelea y exponerse ante toda la audiencia. Una de las cosas que os preguntaréis es si Marta Flich fue capaz de meterse con su discapacidad o, si por el contrario, tuvo la «cobardía» de no hacerlo. La respuesta es que no solamente ella hizo humor con esto, sino que el mismo Echenique fue capaz de utilizar el sentido del humor para reírse de su discapacidad, algo que me parece muy meritorio. ¿Qué sería de la vida sin el sentido del humor? El sentido del humor es un protector y gracias a él, y a programas como Roast Battle, podemos desdramatizar partes de la vida y reírnos de cosas que jamás nos reiríamos y sentir que no pasa nada. Eso sí, aunque se escuchen salvajadas, siempre es desde el buen rollo y el respeto.

Eso sí, el programa, bajo mi punto de vista, tiene algunos fallos:

  • Exceso de risas enlatadas: constantemente estamos oyendo risas que todos sabemos que no se corresponden con las del público.
  • Demasiada edición: constantemente vemos cortes de edición demasiado obvios para justificar el tiempo de programa. Incluso muchas veces da la sensación de que la imagen de alguien riéndose no corresponde con el chiste que se ha contado
  • Chistes preparados: si bien es cierto que debe ser difícil improvisar al 100%, creo que un Roast Battle debería ser algo en relación a la capacidad de improvisación. Se debería establecer un diálogo entre los dos cómicos que haga la intervención más fresca y fluida y no limitarse simplemente a contar los chistes que cada uno se trae preparados de casa.

Ahora bien, dicho esto, creo que hay algo que mejora la edición americana y es que han optado por la fórmula de «menos es más». En la edición americana había varios combates en cada programa, limitando esto el tiempo de cada combate a unos pocos chistes. Por suerte, en nuestra edición, han reducido el número a dos, donde los participantes tienen un mínimo de 8 minutos.

Uno de los aspectos a tener en cuenta antes de ver este formato, es que un Roast no es para todo el mundo. Los chistes que se hacen pueden llegar a ser muy «crueles», el humor puede ser negro, el vocabulario ofensivo… por lo que una persona muy sensible a todo esto no sería el perfil de espectador de este programa.

También hay que tener en cuenta el aspecto generacional. Alguien mayor, seguramente, por el tipo de humor al que ha estado acostumbrado, es más probable que no vaya ni a comprender muchos de los chistes ni a compartir el tono de ellos.

De todos modos, siempre es bueno abrirse a algo nuevo y experimentar las emociones que nos genera, porque quizás es el tipo de humor que muchos esperábamos. Personalmente me llevé una grata sopresa al conocer este formato pues a veces me apetece distanciarme del humor blanco, familiar…, del humor «medido», filtrado, sin riesgos…, a veces me apetece algo más explícito, más directo, más espontáneo… El Roast Battle es una buena forma de reírnos, desde el respeto (aunque no lo parezca…), de aspectos de la vida que nos tomamos demasiado en serio, de reírnos de lo absurdo, de los tópicos, de ver que todos somos imperfectos y tenemos defectos.

En definitiva, la risa es medicina del alma que se suele decir y, como decía Lope de Vega, «a nadie se le dio veneno en risa» por lo que, ¿por qué no permitirnos tomarnos la vida con un poquito más de humor?

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